jueves, 19 de julio de 2012

Sano y salvo. Primeros días en Honduras.

Para todos aquellos que ya buscaban mi nombre en las esquelas de los periódicos hondureños, para madres histéricas al borde del delirio, y en general, para cualquiera que se haya preguntado "pero dónde coño anda este tio?" traigo buenas noticias: Sano y salvo desde Honduras!

Y no es que no me haya acordado de mis lectores/as, sino que el tragín que me traigo estos primeros días no me permite acercarme al locutorio/ciber (donde me hospedo no hay internet).

Pero no se desanimen, a ratos he ido escribiendo mi vida acá, y a eso vengo.

No querían Honduras pues tomen Honduras!
 (AVISO: Tocho Insaid) (AVISO 2, para gandules: Fotos Insaid)
 



Jueves 12
Empieza la gran travesía. Vuelo a Madrid sin sobresaltos. Allí me encuentro con Andrés, con quien almuerzo y vivo una tarde ajetreada de mudanza. Por la noche, merecido descanso: de tapeo y vueltita nocturna por la capital. Luego a descansar, me espera todavía un largo viaje por delante.

Viernes 13
Interminable día que comienza con casi 10 horitas de vuelo a Miami, amenizadas, eso sí, con Piratas del Caribe y John Carter, además de la fabulosa atención recibida por parte de la tripulación: dos comidas y “barra libre” de bebidas (no alcohólicas).
Luego me esperaban 3 horas en Miami. 3 horas en las que esperaba ver el aeropuerto y el gran centro comercial del que forma parte. Sin embargo, casi se me hacen cortas. Me esperaba la bienvenida yanqui: casi 2 fantásticas horas en control de pasaporte y aduanas. Y con el tiempo justo para embarcar destino San Pedro Sula (Honduras).
Y por fin el último vuel! 2 horitas de nada con la genial compañía de una señora que no paraba de cortarse y limarse las uñas. Algún desperdicio aventurero tuve que sacudirme del pantalón.
Ya tan cerca pero a la vez tan lejos: otra horita en control de pasaporte. Pero, con una hora de retraso, llegó el momento. Crucé la puerta y comprobé gratamente como un hombre esperaba con un cartel con mi nombre.
El trayecto a los apartamentos donde me hospedaría fue flipante. Una visión totalmente devastadora, pero a la vez encantadora. [Próximamente sección de “Cosas que me llamaron la atención.”]

Eran las 8 hora local pero no importó. Hice lo que llevaba deseando todo el día: ducha y cama.

No era gran cosa pero me pareció la gloria



Sábado 14
Empiezo el tercer día de viaje de la mejor forma posible: madrugón a las 6 AM. Dejo la habitación, y paso por el restaurante de los apartamentos a recoger mi desayuno, eso sí, para llevar. El tiempo apremia y a las 6.30 sale un bus a la terminal de donde saldrá otro destino a Tegucigalpa:

Desayuno fresquito para llevar

A las 8.30 salida con destino final, por fin, Tegucigalpa. Trayecto por carreteras a medio asfaltar y en tramos de tierra, con muchos puestitos de frutas, artesanía y demás objetos no identificados.
Más de 4 horas que se me pasaron volando por la flipada que llevaba encima al ver tantas cosas fascinantes y desconcertantes.
La flipada no duró mucho más, pues al llegar a la terminal de Tegus, primer contratiempo: en esta ocasión  no había ningún señor esperando con un cartel con mi nombre,  a decir verdad, no había nadie para recogerme. Tuve el valor necesario para hacer uso de mi teléfono móvil (aún espero horrorizado la factura de la llamada) y contactar con el Padre Ramón (compañero del Padre Patricio, fundador de ACOES). Por arte de magia, a los 15 minutos se personificó Zelaya,  un compañero del Populorum que estaba por allí haciendo recados. Me recogió y fuimos a recoger donuts y bollería, previa espera de una hora aprox. (estos hondureños se toman las cosas con calma) (se hace todos los días. Una empresa nos cede la producción que no consigue vender para abastecer nuestros centros para el desayuno).
El caos que encontré a mi llegada
De la bollería directo al Populorum ubicado en la Colonia La Peña, donde me alojaré los próximos días. En este Populorum se les da la oportunidad a jóvenes de comunidades rurales lejanas a proseguir sus estudios, recuperando años de estudio perdidos debido a dificultades geográficas o incapacidad económica. Antes de entrar en la habitación reservada para voluntarios se me presentan varios compañeros muy afectivamente. Me comentan que compartiré habitación con 2 compañeros españoles, sin embargo uno se encuentra visitando proyectos en Copán, y el otro no aparece en todo el día. Serían las 3 PM cuando me acosté, no sé cómo pero cuando desperté eran las 6 AM del Domingo, será el jet-lag ese.

Primer billete en mi poder





Domingo 15
Despierto pronto y me pongo a deshacer un poco la maleta (con la intención de ponerme a ordenar), cuando sin previo aviso aparece Manu, el compañero con quien hasta el día de hoy comparto habitación.
Tras presentación, me comenta que va al centro de San Francisco, y sin dudarlo me acoplo a él.
Manu es un chico catalán de 23 años que lleva viniendo desde hace 4 años, y que esta vez se queda 6 mese! Ya se conoce esto como su barrio, y todos por aquí le conocen y saludan por la calle. Me resulta de bastante ayuda y me guía estos primeros días.
En el centro de San Francisco nos encontramos con pocos niños, ya que es domingo, pero lo suficiente como para echar un partidillo en la cancha. También ayudamos a un despistadillo que había dejado todos los deberes para el último día.

Cancha del centro San Francisco. Aquí no se juega al fútbol, aquí suceden batallas campales.

Luego a comer a la casa arroz y puré de papas, acompañado siempre por tortitas de harina (tortillas).
En la tarde tocó hacer de pinche de cocina. La pasamos en la casa de Doña Doris, una señora que se encargaría de preparar la cena para la bienvenida del Padre Patricio, que volvía a Honduras después de un periplo por España. Es increíble como te abren la puerta de su casa y te hacen sentir uno más.
Y ya a las 7PM misa (por llamarlo de alguna forma, ojalá las misas de mi colegio hubieran sido así), donde no falto la buena música y compañía, con todos los miembros de ACOES (presentación incluida) y a deleitarnos con la cena preparada horas antes por mis propias manos.
Pero el día no acababa. De vuelta al populorum, y antes de dormir, clases particulares de matemáticas a un chico que estudia bachiller.

Hiponizantes vistas desde la populorum


Lunes 16
Tras un esfuerzo sobrehumano, Mano y yo conseguimos levantarnos a las 5.30, para estar a las 5.50 (con 5 minutos de retraso) en la capilla para oración. Es genial poder vivir estos momentos tan especiales con ellos, en los que piden por sus familias y por los, aún, más pobres.
Después de desayunar unas mazorcas, cargamos una pick-up con galletas y comida y nos embarcamos rumbo al centro Santa Mónica, ubicado en una colonia alejada de la capital. Es fantástico ir en la parte de atrás de una pickup cargada a rebosar de cajas en mitad de la autopista, haciendo ejercicios de equilibrista.
En Santa Mónica ayudamos con los más peques: a dibujar, con los números romanos y algo que aunque no lo parezca es lo más difícil del mundo: enseñar a leer. Lo que cuesta enseñar a lee! Qué risas nos echamos.
Por la tarde, a la vuelta, todos los voluntarios que fuimos nos echamos un cafelito en una terraza de un mall  (centro comercial) para contar las batallitas con los críos.
Ya de vuelta en la populorum, vuelta a las clases particulares, esta vez de programación. Luego oración, y a la cama tras un día agotador vivido en la piel de un profe.

Nueva mascota del populorum. Aún no tiene nombre. ¿Sugerencias?


Martes 17
Nuevamente oración a las 5.30, le estoy cogiendo el gustillo al tema. Desayuno en el populorum y paseo hasta San Francisco, dónde hoy si que habría niños (pequeños demonios). Tras las protocolarias presentaciones (a profesores y niños) nos ponemos manos a la obra y ayudamos con la tarea a varios niños hasta la hora de comer de los niños del turno de mañana.
Una cosa es clara, las lentejas no gustan ni en España, ni aqui ni en Pekin. Como les costaba tragar las lentejas!
Luego entrarían los del turno de tarde, y me especializo con un niño en hacer deberes de matemáticas.
Por la tarde por fin pude ir al locutorio y llamar a casa, aunque incómodamente debido a que estaba en mitad de un ciber repleto con teléfono en mano.
El resto del día en casa de Doña Doris (la señora que cocinó para la bienvenida del Padre Patricio) y familia, donde pasamos un agradable rato en compañía de muy buena gente.  También, con las indicaciones de unos cipotes (niños) que pasaban apalee granadas (fruto de semillitas rojas) de unos árboles cercanos para pegarnos un buen festín.
La noche nos sorprendió, pero la mamá Doris nos preparó a Manu y a mí unas riquísimas tostadas de aguacate y queso fundido (en vez de pan utilizan tortillas [tortitas de maíz]).
Vuelta al populorum:  escribir vivencias, ducha, oración, clases particulares con otro chico (hoy de física nivel bachillerato), y a dormir tras otro día agotador. (esta última frase se va convirtiendo en un copy/paste para todos los días)

Vistas desde la cancha de San Francisco




Aún hay más. Permanezcan atentos. 
Próximamente nuevas secciones "Cosas que me llamaron la atención" y "Palabras y expresiones hondureñas".
No se lo pierdan!!

1 comentario:

  1. Hola! Menudo curre te pegaste eh? Menudo rollo despertarse a las 5, pero supongo que a todo se acostumbra el cuerpo jajaja y que merece la pena también :) por cierto, yo adoro las lentejas desde siempre así que no son del todo odiadas jajaja. Un saludo desde Fuerteventura de tus mayores fans :p

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