Esta segunda semana
he seguido yendo a Santa Lucía a dar clases a 2º y 3 de ESO. Me encanta. Ha
sido inolvidable.
Sin embargo, el
hecho de no haber más voluntarios españoles, sumado a lo largo y cansado del
trayecto hasta la lejana aldea, han hecho de ésta, una semana dura y agotadora.
Además, mi estancia en Honduras no es ilimitada, y quiero aprovechar esta
primera incursión para conocer otros proyectos.
Me llevo unos
recuerdos estupendos y una experiencia muy gratificante, y las ganas de volver
algún verano, eso sí, acompañado y con más organización, sobre todo en el tema
del transporte.
Esté domingo vendrá
Daniel, un chico español a quien pondré al día y explicaré de qué va esto.
El lunes, 4 horas
de bus a Tegucigalpa, donde empezaré a preparar el viaje a mi próximo destino:
Marcala; a donde espero partir el Martes, o Miércoles a más tardar, y donde me reencontraré con Ana y Ángela, además de con mas españoles.
A partir de ahí, lo
que vaya surgiendo. Eso es el futuro. Pero veamos lo que ha sido esta semana,
que ya va tocando a su fin:
AVISO: Este lunes actualizaré ésta y las entradas anteriores incluyendo fotos.
ACTUALIZADO CON FOTOS
ACTUALIZADO CON FOTOS
Sábado 28 y Domingo 29
Fin de semana tranquilo, aprovechado para
dormir, descansar, relajarme en el río y compartir con los chicos del
populorum.
Organización de comidas y menú semanal |
Destacar la reunión del sábado, en la que,
como cada semana, cada uno da su opinión y evalúa su progreso en Espiritualidad
(oración), Convivencia, Estudios y Trabajo. A Ángela y a mí también nos tocó el
turno de palabra. Además sirve para trazar el horario y lo que va a ser la
semana que entra. Había veces que la cuestión desvariaba y se asemejaba la cosa
al Gran Hermano.
Jack, el vigilante de la noche |
El domingo, Ángela, la otra española que
quedaba, se fue a Tegucigalpa, por lo que esta semana me quedo solo como
representante español.
Después de comer estuvimos más de una hora
ensayando las canciones para la misa de esta noche en el pueblo, en la que los
chicos del populorum forman el coro. Y a las 7, la misa, en la que en un
principio éramos más los del coro que los asistentes, pero que con el paso del
tiempo (seguramente atraídos por nuestros cánticos celestiales) se fue animando
y llenando de lugareños.
Silenciosa testiga de nuestros cantos |
Lunes
30
Mañana tranquila y ociosa antes de tomar la
guagua a Santa Lucía de las 11.30 AM. Aparentemente el típico bus escolar
estadounidense, pero que una vez dentro, recrearía todas las sensaciones
propias de una montaña rusa.
Para de guagua y pulpería |
La vuelta, pese a batir mis marcas al hacerla
en menos de dos horas, se me hizo más larga que nunca, debido a la soledad del
camino. Supongo que será acostumbrarse. Ya he metido música al móvil, de los
ordenadores que tienen por aquí (reggaetón y bachata), y aunque no remplaza la
compañía humana, por lo menos hace el camino más llevadero.
Camino cortado |
Compañero de viaje |
Llegué a Texiguat con el tiempo necesario para
bajar al río a refrescarme antes de que se hiciera de noche.
Una siesta, cena, oración (tras brigada de
búsqueda para encontrar la llave extraviada de la capilla) y a dormir.
Martes
31
Hoy salí más temprano de lo normal con la
intención de estar en ruta lo antes posible (a las 6.30 ya estaba caminando).
Pensaba que de esta manera la probabilidad de coincidir con algún coche que
subiera a Santa Lucía sería más alta.
Eso pensaba. Me di cuenta de que estaba
en un error a las dos horas, cuando llegaba, caminando, a la aldea.
Llegué con tiempo para descansar media horita
en casa de la maestra, lo suficiente para reponer fuerzas para las tres horas
siguientes, dedicadas a inglés y matemáticas de 2º ESO.
Una vez finalizamos, un chico me comentaba que
había unos trabajadores que volverían a Texiguat en coche a la tarde. No los
encontré. Pero encontré a dos fulanos que también saldrían para Texiguat en 20
minutos. Tenía el tiempo justo para ir a almorzar a la casa de siempre. Eso
pensaba. Llevaba la mitad del plato cuando escuché la pita del coche, que
esperaba fuera. La cosa no está como para rechazar un jalón por medio plato de
comida.
Durante el trayecto fuimos charlando de temas
tan superfluos como el precio de la coca cola en comparativa con el de España
(aquí es mucho más barato), la automaticidad de los coches en Estados Unidos o
el Real Madrid. Hasta que llegamos a las puertas de Texiguat, dónde baje y
caminé por 20 minutillos hasta llegar a la casa.
Siesta reconfortante y tarde en solitario en
el río, pues los chicos andaban en clase hasta las 6.30 de la tarde.
Miércoles
1
Misma estrategia de ayer: salir pronto para
pillar algún coche que subiera a Santa Lucía. Mismo resultado: pateo.
3 horitas de clase con 3º ESO (Inglés y
Matemáticas). He de decir que los chicos se portan como angelitos, aún me
extraña tanta atención y ganas de aprender. Para ver algo parecido en España
habría que acribillar a los críos a base de tranquilizantes.
Clase interrumpida por olorosa procesión |
Después a comer a casa de Doña Esperanza (la
de siempre) y hoy hubo premio. De postre sandía. Fruta por fin, con el mono que
tenía.
De no ser por las cuestas hacia arriba, me
hubiera hecho el camino de regreso rodando, de lo petado que salía de la casa.
Pero no pudo ser. Así que embadurnamiento de protector solar hasta las cejas, y
piloto automático hasta Texiguat.
Ya dentro del pueblo, me paró una moto para
preguntarme si me acercaba a la casa. Obviamente, lo rechacé. Llámelo gilipollez,
cabezonería, orgullo o llámelo x. Pero si llevo una hora y cuarenta minutos de
pateo, los diez que me quedan los termino sí o sí.
Imponente vigilante de la Iglesia |
Por la tarde, como de costumbre, al río. Pero
hoy no era mi día. 2 vacas habían invadido mi playita y obstaculizaban el paso
(lástima no haber podido tomar fotos de la rocambolesca situación), por lo que
tuve que explorar en busca de una nueva zona de relax.
Tortuosas escaleras para volver del río |
Plan B para cuando se va la luz en la cocina |
Jueves
2
Los días se van pareciendo. La rutina se hace
presente.
Por la mañana caminata a Santa Lucía. Durante
el camino pasaron varias motos, con 2 ocupantes ya. Mi instinto homicida fue en
aumento hasta el punto de desear apedrear a los ocupantes y hacerme con el
control de la moto.
Mi kit de viaje |
'La soledad del camino' |
Una vez allí, descansito reglamentario en casa
de la maestra, y para la iglesia, a dar otras 3 horitas a 2º ESO (inglés y
español). Acabé haciendo un dictado de un fragmento del “injenioso idalgo don
quigote de la mancha” como escribió alguno (no quiero dar nombres).
Y a esperar el bus, que hoy bajaba a Texiguat
a la una del mediodía (ya podría ser así todos los días). Y cómo son las cosas,
que hoy que tenía transporte seguro para volver, va y aparece un coche. Así que
pa’arriba y 15 lempiras que me ahorro. Charlando con el conductor (de temas
variantes, desde la siembra de los frijoles hasta los incendios forestales), me
comentó que es chofer de la guagua que va para Tegucigalpa; a ver si me hace
precio cuando me vuelva.
La populorum vista desde el puente |
A la llegada a la casa una siesta para reponer
fuerzas. Y después al río a despejarme. Hasta que mi sentido arácnido me
advertía de una adversidad próxima, por lo que me volví al populorum antes de
que anocheciera (suelo apurar en el río hasta los últimos rayos de sol).
Efectivamente, mi intuición no me fallaba, y al rato empezó a llover como nunca
antes había visto llover en Texiguat (estas 2 semanas ha hecho un calor
horrible). Así que hice lo mejor que puede hacer uno en estas circunstancias:
meterse en la cama, arroparse y escuchar el relajante sonido del agua, dando
las gracias por no estar ahí afuera.
Sala de estudio de la populorum |
Fregadero |
Curiosa compañera de habitación |
Viernes
3
Día de descanso, con un calor sofocante. Como
los chicos de Santa Lucía no dan clases los viernes, hoy me quedé en el
populorum de Texiguat. Jornada sin mucha historia.
Por la mañana aseo general (zafarrancho de
limpieza) y escapadita al río a lavar la ropa (ya le voy cogiendo el punto a
lavar a mano, la ropa hasta se queda oliendo bien).
Por la tarde de compras con el responsable de
finanzas, para ir tirando los próximos días en cuanto a comida se refiere. Con
lo poquito que llega desde Tegucigalpa y apenas 300 euros al mes (de aquí hay
que descontar otros gastos como electricista, viajes del colegio, tasas,
material, etc.), se tienen que apañar para desayunar, almorzar y cenar los 18
(más voluntarios) durante un mes. No me extraña que del arroz, pasta y frijoles
apenas salgan.
Desagradables bañistas |
Qué extraño que no haya fruta para comer siendo un país tropical. Me sorprende que sea una excepción comer sandía. ¿Es que la gente en esos pueblos no cultiva frutales? y entonces ¿qué cultivan?. Y ¿solo hay leche en polvo como aquí en la posguerra? ¿es que no hay vacas, ni ovejas ni cabras?, ¿qué tipo de ganadería hay en los pueblos?
ResponderEliminarEstoy deseando ver las fotos de ese lugar tan paradisiaco, a ver si caen hoy.
Un beso muy grande, hijo.
tu madre
Lo que más se cultiva por acá es maiz y frijoles. Y vacas si hay, de hecho es el tipo de ganado que se da.
ResponderEliminarOtra cosa es que los chicos del populorum tengan acceso a todo este tipo de comidas, ya que con tan poco dinero no pueden darse esos "caprichos"