sábado, 4 de agosto de 2012

2ª semana (y última) en Texiguat.


Esta segunda semana he seguido yendo a Santa Lucía a dar clases a 2º y 3 de ESO. Me encanta. Ha sido inolvidable.
Sin embargo, el hecho de no haber más voluntarios españoles, sumado a lo largo y cansado del trayecto hasta la lejana aldea, han hecho de ésta, una semana dura y agotadora. Además, mi estancia en Honduras no es ilimitada, y quiero aprovechar esta primera incursión para conocer otros proyectos.
Me llevo unos recuerdos estupendos y una experiencia muy gratificante, y las ganas de volver algún verano, eso sí, acompañado y con más organización, sobre todo en el tema del transporte.

Esté domingo vendrá Daniel, un chico español a quien pondré al día y explicaré de qué va esto. 
El lunes, 4 horas de bus a Tegucigalpa, donde empezaré a preparar el viaje a mi próximo destino: Marcala; a donde espero partir el Martes, o Miércoles a más tardar, y donde me reencontraré con Ana y Ángela, además de con mas españoles.
A partir de ahí, lo que vaya surgiendo. Eso es el futuro. Pero veamos lo que ha sido esta semana, que ya va tocando a su fin:

AVISO: Este lunes actualizaré ésta y las entradas anteriores incluyendo fotos.
ACTUALIZADO CON FOTOS


Sábado 28 y Domingo 29         

Fin de semana tranquilo, aprovechado para dormir, descansar, relajarme en el río y compartir con los chicos del populorum.
Organización de comidas y menú semanal

Destacar la reunión del sábado, en la que, como cada semana, cada uno da su opinión y evalúa su progreso en Espiritualidad (oración), Convivencia, Estudios y Trabajo. A Ángela y a mí también nos tocó el turno de palabra. Además sirve para trazar el horario y lo que va a ser la semana que entra. Había veces que la cuestión desvariaba y se asemejaba la cosa al Gran Hermano.
Jack, el vigilante de la noche
El domingo, Ángela, la otra española que quedaba, se fue a Tegucigalpa, por lo que esta semana me quedo solo como representante español.
Los domingos se desayuna leche como algo especial (eso sí, leche en polvo)
Mi momento del café





Después de comer estuvimos más de una hora ensayando las canciones para la misa de esta noche en el pueblo, en la que los chicos del populorum forman el coro. Y a las 7, la misa, en la que en un principio éramos más los del coro que los asistentes, pero que con el paso del tiempo (seguramente atraídos por nuestros cánticos celestiales) se fue animando y llenando de lugareños.
Silenciosa testiga de nuestros cantos


Lunes 30

Mañana tranquila y ociosa antes de tomar la guagua a Santa Lucía de las 11.30 AM. Aparentemente el típico bus escolar estadounidense, pero que una vez dentro, recrearía todas las sensaciones propias de una montaña rusa.


Para de guagua y pulpería
Tras el serpenteante camino, almuerzo en la casa, como de costumbre, y a la escuela. Hoy tocó inglés, un par de horitas con 3º ESO, que pasaron, como siempre, voladas.
La vuelta, pese a batir mis marcas al hacerla en menos de dos horas, se me hizo más larga que nunca, debido a la soledad del camino. Supongo que será acostumbrarse. Ya he metido música al móvil, de los ordenadores que tienen por aquí (reggaetón y bachata), y aunque no remplaza la compañía humana, por lo menos hace el camino más llevadero.
Camino cortado

Compañero de viaje

Llegué a Texiguat con el tiempo necesario para bajar al río a refrescarme antes de que se hiciera de noche.
Una siesta, cena, oración (tras brigada de búsqueda para encontrar la llave extraviada de la capilla) y a dormir.


Martes 31

Hoy salí más temprano de lo normal con la intención de estar en ruta lo antes posible (a las 6.30 ya estaba caminando). Pensaba que de esta manera la probabilidad de coincidir con algún coche que subiera  a Santa Lucía sería más alta. Eso pensaba. Me di cuenta  de que estaba en un error a las dos horas, cuando llegaba, caminando, a la aldea.
Llegué con tiempo para descansar media horita en casa de la maestra, lo suficiente para reponer fuerzas para las tres horas siguientes, dedicadas a inglés y matemáticas de 2º ESO.




Una vez finalizamos, un chico me comentaba que había unos trabajadores que volverían a Texiguat en coche a la tarde. No los encontré. Pero encontré a dos fulanos que también saldrían para Texiguat en 20 minutos. Tenía el tiempo justo para ir a almorzar a la casa de siempre. Eso pensaba. Llevaba la mitad del plato cuando escuché la pita del coche, que esperaba fuera. La cosa no está como para rechazar un jalón por medio plato de comida.
Durante el trayecto fuimos charlando de temas tan superfluos como el precio de la coca cola en comparativa con el de España (aquí es mucho más barato), la automaticidad de los coches en Estados Unidos o el Real Madrid. Hasta que llegamos a las puertas de Texiguat, dónde baje y caminé por 20 minutillos hasta llegar a la casa.
Siesta reconfortante y tarde en solitario en el río, pues los chicos andaban en clase hasta las 6.30 de la tarde.



Miércoles 1

Misma estrategia de ayer: salir pronto para pillar algún coche que subiera a Santa Lucía. Mismo resultado: pateo.
3 horitas de clase con 3º ESO (Inglés y Matemáticas). He de decir que los chicos se portan como angelitos, aún me extraña tanta atención y ganas de aprender. Para ver algo parecido en España habría que acribillar a los críos a base de tranquilizantes.
Clase interrumpida por olorosa procesión

Después a comer a casa de Doña Esperanza (la de siempre) y hoy hubo premio. De postre sandía. Fruta por fin, con el mono que tenía.
De no ser por las cuestas hacia arriba, me hubiera hecho el camino de regreso rodando, de lo petado que salía de la casa. Pero no pudo ser. Así que embadurnamiento de protector solar hasta las cejas, y piloto automático hasta Texiguat.
Ya dentro del pueblo, me paró una moto para preguntarme si me acercaba a la casa. Obviamente, lo rechacé. Llámelo gilipollez, cabezonería, orgullo o llámelo x. Pero si llevo una hora y cuarenta minutos de pateo, los diez que me quedan los termino sí o sí.
Imponente vigilante de la Iglesia

Por la tarde, como de costumbre, al río. Pero hoy no era mi día. 2 vacas habían invadido mi playita y obstaculizaban el paso (lástima no haber podido tomar fotos de la rocambolesca situación), por lo que tuve que explorar en busca de una nueva zona de relax.
Tortuosas escaleras para volver del río

Plan B para cuando se va la luz en la cocina


Jueves 2

Los días se van pareciendo. La rutina se hace presente.
Por la mañana caminata a Santa Lucía. Durante el camino pasaron varias motos, con 2 ocupantes ya. Mi instinto homicida fue en aumento hasta el punto de desear apedrear a los ocupantes y hacerme con el control de la moto. 
Mi kit de viaje

'La soledad del camino'

Una vez allí, descansito reglamentario en casa de la maestra, y para la iglesia, a dar otras 3 horitas a 2º ESO (inglés y español). Acabé haciendo un dictado de un fragmento del “injenioso idalgo don quigote de la mancha” como escribió alguno (no quiero dar nombres).
Y a esperar el bus, que hoy bajaba a Texiguat a la una del mediodía (ya podría ser así todos los días). Y cómo son las cosas, que hoy que tenía transporte seguro para volver, va y aparece un coche. Así que pa’arriba y 15 lempiras que me ahorro. Charlando con el conductor (de temas variantes, desde la siembra de los frijoles hasta los incendios forestales), me comentó que es chofer de la guagua que va para Tegucigalpa; a ver si me hace precio cuando me vuelva.
La populorum vista desde el puente
A la llegada a la casa una siesta para reponer fuerzas. Y después al río a despejarme. Hasta que mi sentido arácnido me advertía de una adversidad próxima, por lo que me volví al populorum antes de que anocheciera (suelo apurar en el río hasta los últimos rayos de sol). Efectivamente, mi intuición no me fallaba, y al rato empezó a llover como nunca antes había visto llover en Texiguat (estas 2 semanas ha hecho un calor horrible). Así que hice lo mejor que puede hacer uno en estas circunstancias: meterse en la cama, arroparse y escuchar el relajante sonido del agua, dando las gracias por no estar ahí afuera.
Sala de estudio de la populorum

Fregadero

Curiosa compañera de habitación

Viernes 3

Día de descanso, con un calor sofocante. Como los chicos de Santa Lucía no dan clases los viernes, hoy me quedé en el populorum de Texiguat. Jornada sin mucha historia.
Por la mañana aseo general (zafarrancho de limpieza) y escapadita al río a lavar la ropa (ya le voy cogiendo el punto a lavar a mano, la ropa hasta se queda oliendo bien).









Por la tarde de compras con el responsable de finanzas, para ir tirando los próximos días en cuanto a comida se refiere. Con lo poquito que llega desde Tegucigalpa y apenas 300 euros al mes (de aquí hay que descontar otros gastos como electricista, viajes del colegio, tasas, material, etc.), se tienen que apañar para desayunar, almorzar y cenar los 18 (más voluntarios) durante un mes. No me extraña que del arroz, pasta y frijoles apenas salgan.


Desagradables bañistas







2 comentarios:

  1. Qué extraño que no haya fruta para comer siendo un país tropical. Me sorprende que sea una excepción comer sandía. ¿Es que la gente en esos pueblos no cultiva frutales? y entonces ¿qué cultivan?. Y ¿solo hay leche en polvo como aquí en la posguerra? ¿es que no hay vacas, ni ovejas ni cabras?, ¿qué tipo de ganadería hay en los pueblos?
    Estoy deseando ver las fotos de ese lugar tan paradisiaco, a ver si caen hoy.
    Un beso muy grande, hijo.
    tu madre

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  2. Lo que más se cultiva por acá es maiz y frijoles. Y vacas si hay, de hecho es el tipo de ganado que se da.
    Otra cosa es que los chicos del populorum tengan acceso a todo este tipo de comidas, ya que con tan poco dinero no pueden darse esos "caprichos"

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